Os mostramos cinco islas sorprendentes que nada tiene que envidiar a parajes de otras latitudes remotas. Su factor común es tener la naturaleza como absoluta protagonista.
Una explosión de exuberancia y parajes exóticos, acompañados por una extraordinaria geología que marca el origen volcánico de todas ellas. Islas que se mantienen a salvo del turismo de masas.
Volcanes que caen al mar, piscinas naturales turquesas, viñedos en laderas y pueblos de cine
Las islas Eolias se ubican en el Mar de Tirreno frente a Sicilia y conforman un archipiélago que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.Su naturaleza volcánica marca una geología y un paisaje espectacular.
Hemos decidido no escoger una única isla porque están muy próximas y bien comunicadas: Strómboli, Salina, Lipari, Vulcano, Panarea, Ficudi y Alcudi.
Nos regalan volcanes, playas, viñedos, termas y pueblos marineros muy auténticos. Senderismo, buceo, gastronomía e historia completan un enclave mediterráneo bastante desconocido fuera de Italia.
La isla de Strómboli cuenta con uno de los pocos volcanes en activode Europa, como para perdérselo, mientras la vecina isla de Salina es un paraíso verde de cráteres volcánicos y viñedos infinitos.
El ascenso a la cima de Vulcano nos habla de un origen marcado a fuego y nos ragala unas panorámicas impresionantes durante todo el camino. Enfrente se ubica la isla de Lipari: un paseo por su magnífico casco antiguo o un baño en sus playas y termas, convierten a las Eolias en un destino muy completo y atractivo.
Strómboli
Strómboli es una isla preciosa que nos ofrece la posibilidad de ver en directo un volcán activo. Su rugido es realmente inquietante y se acompaña de emanaciones de gases continuas. Levantarse por la mañana con su presencia es algo tan abrumador como maravilloso.
A través de una ruta de senderismo, o desde un barco al anochecer,podrás observar el magma brotando del cráter de Strómboli, una de las joyas naturales de Europa. Recorrer los senderos del litoral te descubrirá una geología fabulosa y magnética.
Sólo hay dos pueblos en la isla:Strómboli y Ginostra, al que únicamente se puede acceder por mar.Un enclave al más puro estilo mediterráneo con casitas blancas entre flores, playas volcánicas y rincones de película.
Los cinéfilos recordarán el título homónimo de la cinta que grabó el director Roberto Rosellinni en esta isla durante los años 50. Una película que se ha convertido en un clásico del cine italiano con Ingrid Bergmancomo actriz principal.
Salina
La isla de Salina es la más verde del archipiélago y nos ha conquistado con sus paisajes salvajes donde reina la vegetación en contraste consu costa turquesa. Dos volcanes inactivos se enfrentan en los extremos de la isla: Fossa delle Felci y Monte dei Porri separados por el Valle deValldichiesa.
La ascensión al cráter y un viaje en barcaalrededor de la isla son algunas actividades interesantes. Los viñedos inundan gran parte de este fértil territorio regalando espléndidos vinos para maridar con la exquisita gastronomía siciliana.
Uno de los rincones más originales e insólitosde todo el archipiélago se ubica en Salina. Las garitas de pescadores se mimetizan a la perfección con la geología de Pollara, una pequeña cala volcánica de aguas turquesas. Un enclave muy singular que también ha servido de escenario.
Otra isla de película porque aquí se rodaron diversas escenas de la película ‘El Cartero de Pablo Neruda’(en italiano Il Postino) y con una historia trágica detrás para su protagonista en la vida real. Si quieres saber más lee este artículo ‘Islas Eolias: las 7 magníficas’.
Un lugar perfecto para el snorkel y donde podrás ver una de las mejores puestas de sol de toda la isla.
Vulcano y Lipari
Saltamos a la isla de Vulcano, que junto a Stromboli, conforman los dos volcanes activos del archipiélago. Laderas abruptas y paisajes marcianos con el mar de Tirreno enmarcando una panorámica brutal. Es la más cercana a la ciudad de Milazzo, desde donde parten los transbordadores hacia las islas.
En el horizonte se divisa Lipari, la capital del archipiélago, a sólo 15 minutos en barco. La más grande y la que presume de una gran historia, lo que se palpa al pasear su magnífico casco monumental: fortalezas, museos, puertos de pescadores y callejuelas típicas italianas.
En la isla podrás visitar termas naturales, playas volcánicas y pueblos marineros entre antiguas canteras de piedra pómez, uno de los impulsores económicos de la isla durante milenios.
Un paraíso de islas muy diferentes entre si pero con factores comunes: volcánicas y mediterráneas, ninguna puede escapar a esta esencia. Una fantástica combinación aderezada con la cultura y cocina siciliana es una apuesta ganadora.
Playas paradisíacas, cascadas y manglares, volcanes cubiertos de jungla
Aguas turquesas, cocoteros sobre la arena o montañas selváticas bajo una puesta de sol en las Antillas. Es una de las definiciones del paraíso. Martinica es una caja de sorpresas y supera todas las expectativas.
Tanto que a golpe de enero podría ganarse nuestro título de Descubrimiento TM de 2022. Lugares que a menudo pasan desapercibidos pero que esconden un paraíso fascinante para los amantes de la naturaleza.
Pero no sólo de palmeras y playas de ensueño se viste Martinica, su origen volcánico le confiere unos paisajes asombrosos. Cascadas, ríos, senderos por la jungla y cumbres desafiantes ponen el decorado a las rutas de senderismo.
Un ambiente que rezuma tropicalismo y donde podrás conocer la cultura criolla. Al ritmo del biguine o zouk, entre plantaciones de caña de azúcar o acantilados salvajes, Martinica es pura magia caribeña.
La Isla de las Flores
Cristóbal Colón la bautizó en 1502 como la Isla de las Flores por sus ecosistemas exuberantes, fotogenia pura del Caribe. El interior de la isla presenta una naturaleza desbordante, con una selva tropical que cubre gran parte de la isla.
De los 34 municipios de Martinica, 32 pertenecen al Parque Natural Regional, el primero creado en una isla tropical. La increíble flora se puede admirar en el jardín de Balata, el Jardín Botánico de Carbet o la plantación Beauvallon.
La localidad de Saint Marie, con sus islas gemelas al frente y su iglesia coronando la colina, es un enclave de pescadores agreste y desvencijado. Pero se ha ganado un hueco como lugar de veraneo, aunque sin los lujos del sur. Casi en el extremo septentrional se ubica Grand’ Riviére, que nos ha conquistado con su playa rodeada de acantilados salvajes.
La Península de La Caravelle al este es un paraíso protegido como Reserva Natural y donde es obligado realizar alguna de sus rutas de senderismo entre manglares, playas escondidas y acantilados que guardan faros y castillos.
Norte: el Volcán Pelèe
No fascina la conjunción de un volcán cubierto de una espesa vegetación. Nos hipnotiza. Una estampa que vi por primera vez en la isla de São Miguel en Azores.La escena se repite pero con naturaleza tropical gracias al monte Pelée, el punto más alto de la isla con 1.397 metros.
Este lobo con piel de cordero oculta su título de ser uno de los volcanes más mortíferos de la historia documentada. En 1902 entró en erupción con tal fuerza que destruyó en unos minutos Saint Pierre, la que era la capital de Martinica, acabando con la vida de 30.000 personas, casi la totalidad de los habitantes.
Lo que llamaban ‘El Pequeño París’ se iba a pique para nunca más resucitar.
Hoy en día sólo quedan escasas ruinas de la antigua ciudad: muros de la casa de la salud, la iglesia, el teatro y la prisión, sus muros que salvaron al único superviviente de la tragedia: un preso. Moralejas de la vida.
La bahía sigue teniendo su encanto con el pueblo a las faldas del volcán y con cierto aire melancólico de lo que pudo ser y no fue. Se puede ver un bonito atardecer desde el puerto.
Existen varios senderos que ascienden hasta el volcán, con diferentes niveles de dificultad. Merece la pena subir y dejarse impresionar por una naturaleza abrumadora y unas vistas extraordinarias.
Centro: Creve Le Coeur y Morne Rouge
El centro de la isla tiene menos fama y sin embargo nos parece más explosivo visualmente con los picos brutales del Créve Le Coeur. Carreteras de montaña donde la selva tropical se come al asfalto rendido ante el poder de la naturaleza.
Llevad siempre un chuvasquero encima y toda la indumentaria adecuada para senderismo bajo lluvia, especialmente un buen calzado. Las tormentas tropicales están al orden del día, las benditas culpables de esta explosión de vida.
Un buen puñado de rutas de senderismo te dan la posibilidad de adentrarte en una maraña selvática. Bosques frondosos, árboles infinitos que cubren el cielo, raíces como suelo de los caminos, lagartijas que asoman, garzas que salen al encuentro, orugas multicolores y alguna que otra tarántula también.
Las más destacadas son la Route Les Jesuites, Route de la Trace, Route del Creve Coeur o el Canal de los Esclavos, donde se mezcla la historia con la naturaleza.
Todas atraviesan el corazón más denso de la isla, pura vegetación tropical.
Sur: playas paradisíacas y buceo
Uno de los reclamos más importantes de Martinica son sus playas del sur. El prototipo de playa paradisíaca de bahía con palmeras y manglares cayendo sobre la arena dorada. Aguas turquesas que hipnotizan y atardeceres inolvidables con paseos en kayak, en catamarán o en una colchoneta de toda la vida.
Un sinfín de calas acogedoras como Anse Mabouya, Sainte Luce o Anse Figuier donde olvidarse del mundo. Buceo, windsurf, kitesurf y surf son los deportes acuáticos más practicados.
Anse des Salines es la playa más famosa, muy extensa y concurrida, de innegable belleza. Recomendamos ampliar caminata por el sendero de Las Petrificaciones que discurre entre salinas, manglares y acantilados. Uno de los muchos que recorren el litoral de Martinica.
Como pueblos coquetos destacamos Agnes d’Arlet y Le Diamant, ambas localidades se ubican en recogidas bahías que se tornan doradas al atardecer con un telón de verdes montañas. En Le Diamant se puede visitar el Monumento Cap 110 en homenaje a los esclavos que murieron durante un naufragio frente a sus costas.
Cascadas y rutas de senderismo
La cosa no termina aquí porque el agua se revela como protagonista absoluta en la parte central y norte de la isla. Las cascadas Didier, Saut du Germane, Coleuvre o Anba So serán un atractivo más del camino durante las travesías por el corazón de Martinica. Las posibilidades son incontables.
Una inyección de naturaleza increíble que nos ha renovado la savia por dentro.
Aires tropicales, piscinas volcánicas, levadas por las cumbres, rutas geológicas y cascadas omnipresentes
Esta joya natural brilla con colores exóticos bajo un sol cálido, y presume del sobrenombre La Perla del Atlántico. Montañas escarpadas que caen al mar, aldeas en laderas vertiginosas y rutas de senderismo por sus levadas.
Playas en fajanas volcánicas, funiculares que bajan a playas remotas o charcos naturales son las opciones para estar a remojo. Una combinación exquisita de mar y montaña con sabor atlántico y con una atmósfera de lo más acogedora.
Madeira ha sido distinguida como la mejor isla del mundo según los World Travel Awards, galardones internacionales que desde hace cuatro años reconocen al archipiélago portugués como el mejor destino insular del mundo.
El epicentro del senderismo es el interior de la isla con varias rutas como la Levada das 25 fontes o elCaldeirão Verde. Ambas discurren entre montañas, cascadas y bosques atlánticos, con algunos tramos de cuento de hadas. Un imprescindible de la isla.
Una de las curiosidades de Madeira es una playa con acceso único en teleférico: Faja dos Padres. Una excentricidad que merece la pena por el paraje y por lo singular. Un pequeño edén de plataneras sobre guijarros negros con un restaurante y tumbonas de alquiler durante el verano.
A un salto se ubica Cabo Girão, uno de los más altos de Europa donde se ha instalado un mirador panorámico con suelo acristalado. Las vistas desde los acantilados y del oceáno son espectaculares, y el atardecer fantástico.
Las playas son escasas pero compensadas con unos miradores de acantilados y unos senderos que sacian a cualquier amante de la naturaleza salvaje. Azules y verdes se entrelazan formando postales que se debaten entre el tropicalismo y la fuerza del Atlántico.
Los pueblos marineros salpican un litoral fascinante con cascadas que surgen de cualquier sitio y cumbres que acompañan por carreteras serpenteantes a los pueblos de montaña.
No hay rincón sin desperdicio, un buen lugar para salirse del mapa.
Funchal es la única ciudad densamente poblada de una isla que se presenta como básicamente rural y tradicional. Muy acogedora con su casco viejo lleno de arte urbano, sus mercadillos callejeros y sus restaurantes a ritmo de fado.
Un lugar donde sentirte como en casa y con un ambiente que nos recuerda a enclaves caribeños. Imprescindible visitar el Mercado de Lavradores y darse un paseo por el paseo marítimo con los últimos rayos de sol.
Un destino que se completa con los valores seguros de Portugal:gastronomía, cultura y la guinda de una hospitalidad que supera incluso a la del continente. Y es que el clima marca el carácter yMadeira es tropical.
Volcanes y lagos, bosques atlánticos, acantilados y termas, terrazas de té y un buceo magnífico
El ecoturismo mueve las 9 islas que conforman el archipiélago y que ofrecen naturaleza en vena a un salto de casa. Fue el descubrimiento de 2019, y es el territorio más natural en Europa según la red de destinos verdes Green Destinations.
Un par de horas en avión y te plantas a medio camino entre Europa y América, en el corazón del Atlántico. Su lejanía las ha conservado vírgenes yalejadas de la explotación turística. Una esencia que permanece intacta gracias al turismo de naturaleza que ha llegado al archipiélago hasta hace poco. Y ojalá se mantenga.
Apostamos por su isla principal São Miguel, la más completa como destino único. Por momentos crees estar en los volcanes de la isla de Java pero cubiertos de un tapiz verde. Sus lagos rodeados de bosques de abetos recuerdan a los Alpeso Austria.
Sus salvajes acantilados y laberintos de piedra negra te trasladan a tierras de Islandia, y sus termas exóticas te llevan al Caribe de un abrir y cerrar de ojos. Por si fuera poco, sus terrazas de té evocan a los campos de Sri Lanka o a los arrozales de Bali.
¿Qué más se puede pedir? En São Miguel puedes viajar a medio mundo gracias a la conocida como La Isla Verde.
Este paraíso atlántico regala unas fantásticas rutas de senderismo, miradores de vértigo y termas seductoras, como Dona Beija o Caldeira Velha, y se completa con una suculenta gastronomía portuguesa, mucha tradición e historia.
Desde su ruta de acantilados o piscinas naturales por Caloura o Mosteiros a las lagunas do Canario e do Fogo, en las inmediaciones de algunas de sus cumbres volcánicas más conocidas como Sete Cidades o la Caldeira do Fogo.
Su capital Ponta Delgada encontrarás la esencia portuguesa con su iglesia y los adoquines en sus calles. Una caminata por el paseo marítimo al amanecer, una buena cena en un restaurante o una visual a su casco viejo compensan su visita.
Y en el medio pueblos de pescadores, faros en cabos vertiginosos y la posibilidad de avistar cetáceos, sin olvidar sus fondos marinos extraordinarios para los amantes del buceo.
Menos playas de arena dorada, la isla lo tiene todo. Y precisamente esa carencia es la que ha conseguido mantenerla a salvo del turismo de masas que busca sol y relax a la antigua usanza.
Sus miradores con lluvia y con niebla no siempre te dejarán apreciar la panorámica deseada, pero te envolverán en atmósferas únicas, donde la imaginación y la melancolía podrían quedarse a vivir.
El reconocimiento de laUnesco y otras distinciones internacionales, como ser el mejor destino de turismo de aventura en Europa 2020 otorgado por los World Travel Awards, ha ayudado a amplificar un destino que pocos sopesaban.
Senderismo entre volcanes, bosques jurásicos, acantilados imponentes, paseos por las nubes y una Reserva Marina para el buceo
Poderosa, sorprendente y con esencia. La isla de La Palma es nuestro gran descubrimiento de este año 2020 marcado por la sombra angustiosa de una pandemia, pero que también nos ha dado la posibilidad de descubrir esta joya natural. En 2002 fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, siguiendo la estela de sus hermanas canariasLanzaroteyEl Hierro.
Después de la erupción de Cumbre Vieja de 2021, lo menos que podemos hacer es recordar lo maravilloso que es este territorio para empujar, uno de los motores de la isla e imprescindible en su recuperación tras el arrase destructivo del volcán.
En el centro de la isla se ubica el Parque Nacional de la Caldera de Taburienteque ofrece algunos de los senderos volcánicos más espectaculares, caminando por las entrañas de La Tierra. El sur de La Palma regala paisajes marcianos e insólitos donde te sentirás como un astronauta pisando La Luna.
En el norte, el Parque Natural de las Nieves con el Bosque de los Tilos y Los Sauces, te regala rutas en verde casi extintas en Europa. Por todo esto y mucho más, se la conoce como la isla de mil paisajes. Su variedad de microclimas, sus ecosistemas y su especial orografía lo hacen posible y conforman un paraíso natural alucinante y lleno de contrastes.
Podrás admirar volcanes históricos como el Teneguía durante uno de los senderos más espectaculares: la Ruta de Los Volcanes. Paisajes llenos de contrastes que se vuelven de lo más inquietante y sorprendente. Un museo geológico al aire libre.
Otro paseo más que recomendable es ascender al Roque de los Muchachos para conocer su observatorio astrofísico y o para darte un paseo bajo las estrellas en uno de los cielos más limpios de todo el mundo. Porque La Palma es además un Destino Starlight de España.
Sin olvidar pueblos pintorescos como Porís de la Candelaria, un lugar de cuento enclavado en una cueva volcánica impresionante. Un enclave único enmarcado en un entorno donde los roques pelean cada día contra el meneo del océano Atlántico. Acantilados, desfiladeros, cuevas y carreteras serpenteantes ponen la acción a la aventura.
Buena gastronomía además de playas y piscinas naturales, completan la oferta de este tesoro geológico que pasa desapercibido en medio del archipiélago canario. Sin olvidar el encanto rural de una isla alejada del turismo de masas y de los grandes hoteles.
Un destino seguro, por su calidad medioambiental y sus infinitas posibilidades de rutas y actividades al aire libre.