Si no fuese por la guerra de Siria, Líbano sería un país con un enorme potencial turístico a orillas del Mediterráneo. Calor, cultura, gastronomía y arqueología forman un compendio que conquista. Pero para eso hay que decidirse y dejar a un lado todos esos prejuicios que los medios de comunicación nos van metiendo en la cabeza. Muchos oyen Líbano y piensan en peligro, sin embargo está entre los destinos más seguros del mundo. Hasta ahi llega la manipulación de nuestras neuronas.
Se ha considerado durante décadas la Francia de Oriente Medio. Tras la caída del imperio otomano finalizada la IGM, quedó bajo protectorado francés, dejando legado cultural, arquitectónico y sobre todo, gastronómico. Su tradición culinaria compuesta de multitud de influencias del entorno, la ha elevado a ser una de las más destacadas de todo Oriente.
Líbano se sitúa en medio de la encrucijada del mundo, rodeado por África, Asia y Europa y con algunos vecinos molestos como Israel o Siria, que le han condenado a la mala fama. Una posición geográfica que ha llevado a un descenso vertiginoso del turismo. Será por eso, porque somos amantes de las causas pobres viajeras, lo recomendamos a tope.