El consumo de esta codiciada planta se origina en algún lugar de China hace miles de años y se expande por el siglo XVII por Oriente y Europa. Esto ha sido posible gracias al desarrollo de las grandes rutas comerciales marítimas.
Vasco da Gama abrió muchas de las que facilitaron la entrada en Europa (y Portugal) de esta planta aromática. Siglos después el té entraba en el archipiélago como como planta ornamental y después como un cultivo extensivo aprovechando el clima ideal que le regalaba la isla.
Este cultivo industrial con fines comerciales se introdujo en el año 1874. El fundador de la Sociedad para la Promoción de la agricultura Micaelense lo impulsó como alternativa a la caída de exportación de naranjas de las Azores. Dos chinos originarios de Macao enseñaron el proceso de producción a los nativos.
Se llegaron a producir 250 toneladas en las 14 fábricas que estaban esparcidas por el territorio isleño. Hoy comienzan a aparecer nuevas factorías asentadas sobre el suelo del viejo continente que vuelven a poner en valor su producción en Europa.