No podemos terminar este apartado sin hablar del barrio rojo, o mejor dicho, de lo que llaman legalización de la prostitución. Que si atendemos al propio léxico, quizás apreciemos cierto grado de incoherencia. La ‘situación inaceptable’ que viven las mujeres y el acoso de las multitudes de turistas a las trabajadoras sexuales es demoledora y lo que es peor, está a la vista de todos. Porque son puros escaparates. Debería resultar más incómodo mirar para otro lado.
El pasado verano (2019), desde la alcaldía anunciarion que estaban considerarlo cerrarlo, evidenciando el grave problema que se esconde detrás de esta fachada de ciudad liberal que en realidad ha promovido durante años una forma más de explotación sexual. Se vio que no cogen el toro por los cuernos cuano propusieron como alternativa el cobro de una entrada para acceder a la zona.
En una encuesta de la administración, se mostraba que el 32% no entraría al Barrio Rojo si se solicitara el pago de una tarifa para acceder, mientras que el 44% lo haría con menos frecuencia. Entre los que estaría más dispuestos a pagar se encuentra los que consideran importante el acceso a los ‘coffee
shops’. Y en general, muchos viajeros jóvenes de entre 18 y 35 años reducirían su interés por viajar a la capital neerlandesa con la implantación de este tipo de medidas.
Por eso en abril de este año 2020, han entrado en vigor nuevas normas para limitar el turismo en la ciudad. Los recorridos fuera del Barrio Rojo estarán permitidos, pero solo si los guías y los visitantes cumplen una normativa determinada. Su incumplimiento lleva implícitas multas de unos 200 euros y la disolución del grupo de turistas de inmediato.
Los guías que sean sancionados tres veces sufrirán una suspensión temporal de su permiso de guía, y a la cuarta ocasión, la retirada del permiso será permanente. Desde esta fecha, los grupos de turistas no podrán pasar por delante de los escaparates del barrio, y el tamaño de los grupos no podrá tener más de 15 personas.
Soluciones de risa, a un problema demasiado incómodo para un país que se enorgullecía de promocionar esta legalización indecente. Visto su fracaso, ahora deberían echar el cierre definitivo.