Hay varios miradores que brindan unas panorámicas excepcionales de las Sete Cidades. El más visitado es el Miradouro Vista do Rei, que cautivó al rey don Carlos y su esposa Amelia allá por 1901. Y no es para menos.
Es el punto más afamado de la zona oeste de la isla. Los paisajes me dejaron boquiabierta, a pesar de haber viajado a países remotos y tropicales impresionantes. Azores sorprende muchísimo y se vuelve adictivo. Una vez pises una isla, querrás verlas todas.
Si hace sol es un buen punto para apreciar la diferencia de colores (azul y verde) entre las dos lagunas, con el océano al fondo. Hay un aparcamiento y desde ahí a pie son sólo unos 15 minutos. Nosotros fuimos en octubre y aparcamos justo delante, y así nos ocurrió durante todo el viaje.
Las ventajas de viajar en temporada baja permitieron disfrutar de la mayoría de los lugares casi en solitario. Es una recomendación que siempre hacemos para todo el que pueda evitar los meses de verano, donde la afluencia turística puede deslucir este tesoro para los sentidos.