Mabul fue nuestra primera experiencia en un alojamiento especializado en buceo y no pudo ser más positiva. El ambiente era tranquilo y centrado en el submarinismo y resulta muy fácil entablar conversación con otros huéspedes al tener una pasión en común como es el buceo, la
biología marina y el
respeto al medio ambiente.
En ese mismo sentido, la gente paseaba durante las horas libres por la pequeña isla de Mabul, donde vive la comunidad bajau, con total respeto. Al no ser un turismo convencional y estar bastante aislado, todo se vuelve más sencillo y sostenible, algo que nos parece fundamental en esta globalización del viajar, de la que todos formamos parte.
La organización roza la perfección. Cada día en la pizarra central se apuntan los grupos por barcos. Verás tu nombre y quien será tu instructor, además de la embarcación. El alojamiento tiene su propio embarcadero con duchas, hamacas, cambiadores y la tienda para alquilar los trajes y el equipo de manera gratuita.
El servicio de comidas en Mabul era tipo buffet muy variado y la ventaja de la pensión completa centras toda tu energía en el buceo. Cuando pasas todo el día haciendo inmersiones, agradeces no preocuparte por donde comer o donde cenar, y sigues entablando amistad con el resto de buceadores.
Las salidas son puntuales, los equipos eran de calidad y los instructores una gozada. Todavía recordamos a Malik y esperamos volver a verlo pronto en ese paraíso de ensueño. Sin duda recomendamos y repetiríamos en
Mabul Beach Resort Scuba Junkie.