Como indicaba en sus escritos este fraile de la Ilustración, el río se precipita al mar por la falda del Monte Pindo, un enclave natural que rodea la cascada y estas poblaciones costeras entre los municipios de Carnota y Dumbría. Como decíamos al principio del artículo, la formación geológica es la culpable de este magnífico salto y de la decoración granítica y majestuosa que se presenta allá donde mires.
Colores dorados, marrones, amarillos y naranjas asoman entre los chorros de agua en un entorno montañoso que deja otras tonalidades a la vista, desde el negro más puro a toda una gama de grises. Las rocas de granito que rodean el río Xallas desde su salto hasta la desembocadura, van emergiendo con formas curiosas, como si las hubiesen cortado siguiendo un patronaje divino.
Precisamente esas siluetas son el origen de un sinfín de leyendas de dioses y mitos de gigantes, que todavía perviven hasta hoy en la cultura popular que rodea al Monte Pindo. Puedes leer más sobre esto en MONTE PINDO: OLIMPO CELTA.
Y como no puede ser de otra manera en Galicia, la vegetación gana el pulso al suelo, por muy duro que sea. Y ahí la ves, brotando entre el granito con aires de superioridad. Las postales del granito negro con el verde saludando por las hendiduras, nos parece brutal. Naturaleza en esencia.