Un poblado mágico y legendario en la costa de Porto do Son. Galicia.
El Castro de Baroña es uno de los lugares mágicos de Galicia, un poblado castrense a orillas de la playa de Baroña. Leyendas y mitos asentados sobre la polémica del celtismo en una cultura que sigue rodeada de infinitas incógnitas.
Está declarado Patrimonio Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural. Una restauración en 2012 lo devolvió parcialmente a su origen.
Una obra magistral de arquitectura ancestral sobre una geología espectacular. Visitado por 120.000 personas al año y ofrece uno de los atardeceres más místicos de Galicia.
1. CÓMO LLEGAR AL CASTRO DE BAROÑA
El castro de Baroña es uno de los mejor conservados de toda la comunidad ubicado en el municipio de Porto do Son, muy cercano a Santiago de Compostela. Unos 50 kms de carretera que os mostrará unos paisajes espectaculares del litoral, hasta alcanzar esta meta ancestral. Es un espacio abierto de entrada libre y se puede visitar a cualquier hora. El enclave natural es realmente espectacular.
Este poblado castreño, castrexo para los gallegos, se ubica en el municipio coruñés de Porto do Son y es uno de los más accesibles de Galicia. Desde la propia carretera se divisa la caseta de información turística, donde podéis coger algún folleto e informaros de otros puntos de interés en la zona.
El sendero es corto, aproximadamente unos 2,5 kms, apto para todo el mundo incluidos niños. Al final de este artículo os facilitaremos un itinerario complementario para que podáis completar la jornada con otros puntos de interés cercanos. Aunque si es verano, lo suyo es quedarse a disfrutar de las playas del entorno. O de la montaña, porque a vuestras espaldas veréis la imponente Serra do Barbanza.
Mar y montaña, uno de los platos típicos naturales de Galicia. ¿Para qué escoger?
El camino está muy bien señalizado y no tiene pérdida. Sólo tenéis que atravesar este pequeño bosque que véis en esta foto superior. Cinco minutos a pie y ya veis una playa a la izquierda (la Playa de Baroña) y enfrente del sendero se abre una península pequeña sobre el mar donde se asienta el castro.
Como en cualquier ruta, por muy pequeña que sea, se deben seguir las flechas del sendero. Aquí no te vas a perder, pero facilitará que realices el recorrido de la manera más idónea para conocer este castro milenario.
La playa del castro de Baroña también se llama ‘Arealonga‘, para que no os despiste el nombre. El poblado no se asienta sobre la playa ni sobre la arena, si no encima de una gran extensión de rocas. Este istmo, que separa la antigua población de tierra firme, se volvía un terreno casi inexpugnable, que con el paso del tiempo, se ha convertido en un entorno enigmático y legendario.
El acceso es totalmente gratuito y sin restricciones, aunque se recomienda seguir un cierto orden para saber lo que estás viendo en cada momento. Una vez que veas lo importante, lo ideal es escalar algunas rocas para ver otras panorámicas del entorno desde la zona más alta.
En verano recomendamos visitarlo al atardecer porque es un momentazo observar como los últimos rayos de sol inciden de lleno en el poblado y se van escondiendo en el horizonte que marca el Monte Louro. Mágico y místico.
2. ADÉNTRATE EN EL CASTRO DE BAROÑA
Tomemos la línea del tiempo y retrocedamos unos 2.000 años para dejar volar la imaginación y pensar cómo sería este espacio habitado por la cultura castrexa. En el pasado, la mayoría de los poblados se fortificaban para defenderse de posibles ataques de los conquistadores o acechadores menores. Si encima se buscaba un lugar natural con ciertas características adecuadas, se añadía una protección extra.
Baroña cumple estas características al contar con un sólo acceso de entrada, puesto que al otro extremo se abre el Océano Atlántico salvaje y poderoso. En todo caso, si alguien se atrevía a intentarlo, sería divisado a lo lejos por la buena posición del itsmo donde levantaron el poblado. Mejor prevenir que curar.
Los investigadores señalan que estuvo habitado desde el siglo I a.C. al siglo I d.C. coincidiendo en la línea del tiempo con la Edad de Hierro. Fue descubierto en el año 1933 gracias a una excavación, y lo que se puede ver actualmente es una apariencia aproximada a lo que fue en origen, gracias a la restauración que se llevó a cabo en el año 2012.
ECONOMÍA Y FORMA DE VIDA CASTREXA
Según cuentan los estudios, sus pobladores vivían básicamente del mar, con una alimentación rica en pescados y mariscos. Los anzuelos y otras herramientas de pesca encontrados en el yacimiento, así lo corroboran. Una economía que no dista mucho de la actual, con unas localidades costeras de la ría de Muros y Noia, que siguen viviendo de la pesca y basando su gastronomía en los productos del mar.
Pero los castrexos eran ganadores y recolectores de frutos, sin olvidar el trueque comercial que realizaban con otros pueblos. Con el paso del tiempo, ha ido ganando peso la teoría que apoya sus vínculos con otras culturas mediterráneas o atlánticas llegadas por vía marítima a estas costas, como pueden ser los fenicios. Se han encontrado altares púnicos y otras piezas en las excavaciones, que así lo demuestran.
Lo que si está confirmado es la existencia de trabajos relacionados con la minería y la metalurgia, concretamente en bronce, oro e hierro. El hallazgo de un horno ha llevado a los expertos arqueólogos a pensar que su función tenía relación con ese tipo de tareas de explotación de minerales.
¿DONDE VIVÍAN ANTES DE POBLAR LOS CASTROS?
- Los castrexos no siempre vivieron en poblados como estos que denominados ‘castros’.
- Antes residían en aldeas pequeñas sin fortificar, se cree que formadas por 12 o 15 cabañas.
- Eran poblados temporales, se iban desplazando en función de las tierras y los ciclos de cultivo.
Las fuentes de agua naturales eran casi un requisito fundamental para la instalación de comunidades en épocas antiguas. Sin embargo en este caso no se ha localizado ninguna de agua dulce en el interior del poblado, ni tampoco restos de lo que pudiese haber sido un depósito, como pueden ser los aljibes. Los expertos suponen que dependían de agua exterior.
¿ERAN NAVEGANTES LOS CASTREXOS?
Lo que no se sabe con exactitud es si eran o no navegantes. Ningún hallazgo permite afirmar que la navegación fuese intrínseca a esta cultura. Las espinas y vértebras de los pescados que se han encontrado, indican que capturaban estos animales en aguas interiores, lejos de la orilla.
Un dato que resulta suficiente para confirmarlo, y parece raro no haber encontrado más utensilios náuticos en los yacimientos arqueológicos. Pero una vez más, los castrexos nos dejan con la duda.
Su entorno lo facilitaba, viviendo al borde del mar y con el horizonte del océano como principal panorámica desde todo el poblado. Las montañas de piedra se convierten en improvisados miradores para contemplar el Atlántico y las magníficas vistas del Monte Louro que preside la ría de Muros.
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ELEMENTOS DESTACADOS DEL CASTRO DE BAROÑA
- Un foso defensivo de 4 metros de ancho y 3 de fondo.
- El primer muro defensivo de piedra y arena.
- El segundo muro defensivo casi idéntico.
- La entrada con una torre y una la triple defensa.
- 20 viviendas circulares o rectangulares ovaladas.
- Las casas no tienen puertas ni ventanas.
- Escaleras interiores que recorren el poblado.
- Un horno que podría ser utilizado para metalurgia.
El poblado castrexo está parcialmente reconstruido desde el año 2012, pero si realmente quieres aprender sobre la cultura, te aconsejamos que sigas las flechas de la ruta. Te aseguras que vas a realizar el recorrido más adecuado para entender su estructura. El folleto explicativo que te pueden facilitar en el centro de información turística te podrá orientar y servir de ayuda.
Una vez dentro del poblado, podrás diferenciar la base de unas 20 casas, que en la época se construían de piedra con el tejado de paja y otros elementos. Todos los asentamientos castrexos están fortificados.
En Baroña, se le dotó de una imponente muralla que constaba de un doble muro defensivo, más un foso de 4 metros de ancho y 3 de fondo. Triple salto mortal. Los acantilados que lo circundan, ayudaban a convertirlo en un bastión de resistencia, preparado para sufrir asedios de posibles colonizadores.
El poblado lo forman unas 20 viviendas de diferente tamaño y forma, sumando la singularidad de unas plantas rectangulares, siendo las circulares las más extendidas en las primeras etapas de la cultura castrexa.
Con la llegada de la romanización, se introdujeron conceptos nuevos de ‘urbanismo’ con casas de planta cuadrada o casas patio en la época tardía, incluso con divisiones de estancias interiores. Pero no es el caso del castro de Baroña.
Como es común en estas construcciones, no tenían ventanas ni puertas, lo que dio lugar a la teoría de que podrían tener una entrada por el tejado. Eso explicaría la escasa altura de las casas.
Una lareira ocupaba la parte central de la vivienda, para alejarla lo más posible del techo en forma de campana, reduciendo el riesgo de incendios. La luz interior llegaría por ese mismo hueco destinado a la salida del humo producido por el fuego.
4. LEYENDAS Y MITOS QUE PERVIVEN
Este enclave irradia misticismo y misterio por los cuatro costados. Un marco tan soberbio que combina a la perfección naturaleza, historia y arqueología, no podía desligarse de las leyendas y mitos, tan presentes a lo largo de toda Galicia. Si a esto unimos que la cultura castrexa continúa llena de enigmas más de 20 siglos después, la pócima rezuma un magnetismo cautivador.
Un emplazamiento único con olor a salitre, sonido de oleaje bravo y a sus espaldas la imponente Serra do Barbanza. Allí no es difícil imaginar aquel pasado celta que reivindicaban figuras tan ilustres como Curros Enríquez y Eduardo G. Pondal, pero de lo que todavía no se tiene certeza un siglo después.
Los historiadores e investigadores no se ponen de acuerdo sobre el paso de los celtas por tierras gallegas, menos aún en torno a su vínculo con lo castrexo.
BAROÑA COMO SANTUARIO RUPESTRE
Ciertos elementos arqueográficos del castro de Baroña se han interpretado por algunos autores como símbolos y huellas de un ‘santuario rupestre’. Esta interpretación se impone al considerar alineaciones solares relacionadas con diferentes sectores de ese asentamiento legendario. Una de ellas se vincula con los petroglifos de Monte Gurita, donde se representa un sol y otras líneas astronómicas.
Se interpreta el conjunto como una cosmovisión indoeuropea y céltica que concibe el mundo dividido en tres pisos (cielo, tierra e inframundo oceánico). Como el castro de Baroña se sitúa en la intersección entre esos mundos, algunos expertos lo señalan como posible castro-santuario.
En diferentes lugares de Galicia se pueden visitar manifestaciones de arte rupestre, como petroglifos, donde siglos después se asentarían otras culturas, como los castrexos.
En el sur de Galicia lo vemos en Monte do Facho, con la aparición de petroglifos durante la subida a la cima, donde se ha localizado un poblado castrexo. Las vistas desde es altura son realmente espectaculares sobre las islas Cíes, la Costa de la Vela o la ciudad de Vigo.
5. ¿ERAN CELTAS LOS CASTREXOS?
Cada vez son menos los estudiosos que apoyan la relación entre castrexo y el celta. Algo que he podido comprobar entrevistando a diferentes voces expertas para reportajes realizados en mi trabajo como periodista. Pero lo que resulta indiscutible es el arraigo de la cultura celta en el imaginario popular y en la memoria colectiva.
Gran parte del pueblo gallego los considera antepasados en su unión con el pueblo castrexo, cuando la evidencia científica todavía no existe a ciencia cierta. La lengua, de la mano de la toponimia o las divinidades, parecen unir ambas culturas, incluso algunas joyas similares se encuentran en celtas y castrexos.
Pero podrían ser meras influencias en una época con fuertes vínculos marítimos, como defienden otros tantos autores.
La genética se ha sumado al debate para añadir que los hombres que se refugiaron de la Glaciación hace 20.000 años, escogieron el norte de la Península para luego emigrar a la isla de Irlanda. Tiempo después volverían al viejo continente por la Bretaña Francesa. Hay estudios científicos que así lo avalan y quien se aventura a ir más allá y señalar que esos hombres llegaron del Mar Negro y no de Centroeuropa, como marcan los historiadores desde hace siglos.
Por lo que se ve, la historia es más larga e inquietante de lo que podríamos pensar. Si quieres conocerla, te recomendamos leer nuestro artículo sobre la cultura castrexa. Ahondamos en el debate polémico sobre el celtismo y los pobladores de los castros, con una exposición más profunda de las dos visiones de la historia.
El himno gallego, con Breogán a la cabeza, seguro que ha tenido bastante que ver en todo este dilema.
HIMNO GALEGO CON AIRES CELTAS
- En el himno gallego se hace referencia a los celtas y a uno de sus guerreros, Breogán.
- Según cuenta la leyenda, el gran conquistador fundó en el territorio actual de Galicia, la ciudad de Brigantia.
- En ella levantó una torre tan alta, la Torre de Hércules, que una noche su hijo pudo divisar la costa verde de Irlanda.
- Hasta allí dirigió su nave y en ese lugar encontró la muerte a manos de los gobernantes tribales de la isla.
- La leyenda cuenta que en venganza, la saga de los Breogán conquistó la tierra esmeralda.
- De ahí la teoría de que los descendientes gallegos son antepasados de los irlandeses.
- El himno gallego está ligado a la emigración. Se estrenó en 1907 en el Gran Teatro de La Habana.
Hasta la entrada del nuevo milenio, este paraje de Punta do Castro sobre el que se asienta el poblado de Baroña, era punto de encuentro de quienes buscaban atmósferas místicas, espirituales y bohemias. El incremento de su popularidad como emplazamiento arqueológico y playero lo ha transformado en un punto turístico del litoral de la ría.
Aquellos tintes de melancolía céltica quedan escondidos bajo las pisadas de cientos de turistas en la temporada alta vacacional. A pesar de esta globalización viajera de la que todos formamos parte, Baroña conserva gran parte de aquella magia ancestral. Imposible no caer rendido ante la energía que desprende la fuerza del Atlántico batiendo contra las rocas, con un brillo especial a la hora del crepúsculo.
Pero fue Manuel Murguía en sus obras Historia de Galicia (1865) y Galicia (1888) quien reivindicó el celtismo como el componente histórico más importante de la personalidad galaica. En el primer tercio del siglo XX, Vicente Risco será uno de los grandes defensores de esta tradición atlántica y celtista en la formulación nacional de Galicia.
‘GALICIA É UN MUNDO’ por VICENTE RISCO
<<Tú dices: Galicia es muy pequeña. Yo te digo: Galicia es un mundo. Cada tierra es como si fuera el mundo entero. Podrás recorrerla en poco tiempo de norte a sur y de este a oeste; podrás volver a recorrerla, una y otra vez; no conseguirás andarla del todo. Y cada vez que la recorras encontrarás cosas nuevas. Puede ser ella pequeña en extensión, pero en hondura, en entidad, es tan grande como quieras>>
UN POCO DE HISTORIA
VICENTE RISCO – ‘GRUPO NÓS’
- Grupo Nós denomina a un conjunto de escritores y literatos gallegos, coetáneos de las Irmandades da Fala.
- Confirió a la cultura gallega una altura intelectual que había perdido en la Edad Media, marginada por Isabel la Católica.
- Estaba compuesto por Vicente Risco, Ramón Otero Pedrayo o Antón Losada Diéguez, entre muchos otros.
- No confundir con la Generación Nós, a la que pertenecían otros ilustres como el propio Castelao.
- Vicente Risco fue un escritor, político y ensayista español que conformó las bases del nacionalismo gallego.
- Una de las figuras más importantes y complejas de toda la historia de la literatura gallega (1884 – 1963).
6. LA PLAYA DEL CASTRO DE BAROÑA
Además de toda historia que ofrece el castro y de admirar la arquitectura del poblado, el emplazamiento es otro factor igual de atractivo para el viajero. Bosques, pinares y playas maravillosas son más que suficientes para pasar una jornada de naturaleza y relax. La playa más famosa es también la más extensa, la conocida como playa de Baroña o playa del Castro de Baroña.
Su belleza es tal, que aconsejamos visitarla en verano o en invierno. En Galicia el mar es un puro espectáculo en cualquier época del año, no sólo se trata de poner el culo al sol. Las playas del norte se vuelven poderosas fuera de la época estival. El oleaje se vuelve impresionante cuando los vientos del otoño o del invierno empujan con más ímpetu contra las rocas. Hipnotizante.
La playa de Baroña también se alcanza bajando por un sendero pegado al bar ‘Os Castros’, sin necesidad de pasar por el poblado castrexo. Hasta hace un par de décadas el arenal estaba bastante aislado y tenía una ocupación baja en verano debido a su fuerte oleaje, a lo que se une un acceso poco cómodo para las familias. Un sendero en pendiente de unos 15 minutos que disuade a los que van cargados de bártulos o pequeñajos.
No es una playa tranquila para el baño y tampoco hay servicio de socorrismo, por lo que se deben extremar las precauciones en el agua. Hay un desnivel grande en la orilla y pronto se deja de hacer pie. Este tipo de playas tienen olas con resaca de arrastre peligrosa, así que doblemente precaución. Es una de las preferidas de la zona para los surfistas.
Hoy en día la ocupación es media porque su fama ha ido creciendo gracias al yacimiento arqueológico. La flanquean dos acantilados de unos 50 metros de altura y que la protegen de los vientos, haciendo que sea más recogida que otras playas cercanas. Siempre se ha colgado la banda de playa nudista, aunque en la actualidad hay de todo.
Esto nos da pie a contaros una historia que podría ser un guión de una película de Berlanga. Hace unos 40 años los vecinos de Baroña, liderados por el cura de la parroquia, se armaron estacas en mano para largar a unos nudistas que encarnaban al mismo demonio. En el siguiente apartado os contamos esta surrealista historia: La Santa Compaña de la estaca contra el nudismo.
RUTA DE SENDERISMO HASTA EL CASTRO DE BAROÑA
Quizás la palabra ‘ruta’ le quede grande porque se trata de una pequeña caminata que baja desde la carretera al castro de Baroña, atravesando un pequeño bosque. Veréis un banco que hace de mirador 360, y a su izquierda veremos la playa de Arealonga. Un panel de información os dará la bienvenida con la historia del castro y a partir de ahí, todo vuestro.
Pero existe otra opción de ruta un poco más larga, si queréis bordear otro tramo del litoral para llegar al Mirador de Baroña y a la Playa del Dique. Otra pequeña caminata que completa un itinerario muy agradecido.
Si quieres conocer más a fondo esta playa del castro de Baroña te recomendamos darte un paseo por nuestra sección de GALICIA PLAYERA, donde pronto podrás leer un artículo específico sobre este espacio que se ha convertido en uno de los lugares predilectos de nuestra GALICIA MÁXICA. Otra sección que te animamos a conocer para entrar en una dimensión donde reinan las meigas, las mouras y otros seres mágicos que te iremos presentamos poco a poco. No tengas miedo y ¡adéntrate en nuestro inframundo!
7. SANTA COMPAÑA DE LA ESTACA vs EL NUDISMO
Uno puede imaginar la sorpresa de los yacían desnudos con sus cuerpos serranos al sol. Una escena con tintes surrealistas, que bien podría haber sido el guión de una escena de Berlanga o de algún acto literario de Valle Inclán. Por suerte, sólo derivó en una batalla dialéctica.
Pero esa guerra continuó enfrentando a parte del vecindario de Baroña con nudistas que frecuentaban la zona, muchos pertenecientes a la Coordinadora Nudista Ecológica-Radical (CNER), que había surgido para que se pudiese practicar el naturismo de forma responsable y respetuosa pero también para denunciar el descontrolado desarollo urbanístico que empezaba a arrasar las costas gallegas.
Un gran ejemplo era el llamado ‘búnker de Baroña’. Todo aquel que haya pisado alguna vez esa playa sabe de lo que hablamos, pero para el que todavía no haya pasado por aquí, dejamos una muestra en forma de fotografía.
Un edificio de varios pisos levantado ilegalmente al borde de la playa en una zona de especial protección, y a la vera de uno de los castros más relevantes de Galicia. Desde el momento en que la coordinadora presentó denuncia formal contra el búnker, los nudistas sufrieron todo tipo de escarnios. Cuentan que fueron insultados, agredidos y perseguidos por los lugareños.
Baroña era una playa apartada, de difícil acceso y minoritaria, en la que el nudismo se practicaba desde los años 70. Algunos sociólogos documentan que Baroña era ‘la playa de los alemanes’, grupos reducidos de turistas que venían de vacaciones y practicaban el nudismo, sin molestar a nadie. Y todo esto con Franco todavía presente.
Sin embargo cuando se había terminado la dictadura, fue cuando surgieron los problemas. En medio de la polémica, el alcalde de Porto do Son se decidió a bajar a la playa con bañador en símbolo de apoyo al párroco y a su recua de feligreses, esos que lo había seguido estacas en mano.
Sin embargo, otras personalidades políticas y culturales de alta calado, se unieron al bando defensor del nudismo. Fue el caso del delegado general del Gobierno en Galicia, García Sabell, el escritor Gonzalo Torrente Ballester y varios diputados populares. El partido estaba empatado.
¿Cómo crees que termina la historia? ¿Gana el párroco apoyado por el alcalde y los feligreses de la estaca de la Santa Compaña? ¿Se delimitan las playas nudistas en Galicia desde ese mismo momento? ¿Gana la estaca o el garrote vil?
Baroña se convirtió en templo del pecado original, sin quererlo ni pretenderlo, a los pies del castro de Baroña. En el verano de 1983, catorce nudistas fueron detenidos en el arenal acusados de escándalo público, fueron obligados a presentarse en el cuartel de Santiago para ser fichados como auténticos delincuentes.
La propia agencia Efe prestó cobertura a los hechos, un eco que llegó hasta la agencia Reuters y a diversas televisiones de Estados Unidos, Alemania y Portugal.
Y así fue como la coordinadora llevó el asunto al Parlamento español para la despenalización del nudismo. Un cuarto de siglo después, la historia ha quedado para el recuerdo.
Por cierto… ¿Y qué pensarían los castrexos? ¿Serían pro-nudismo? ¿O acudirían estaca en mano?
8. CON VISTAS DE LUJO AL MONTE LOURO
Por último no queremos dejar pasar la panorámica más bonita que se obtiene mirando al mar: la corona del Monte Louro despuntando en una de las rías privilegiadas de Galicia. Quizás sólo fue casualidad, porque el terreno sería escogido por sus dotes defensivas, pero lo cierto es que los castrexos de Baroña gozaban de unas vistas de auténtico lujo.
En un enclave de naturaleza que resulta todavía hoy sobrecogedor, no podemos ni imaginar cómo sería en aquellos siglos pasados. No es raro que el asentamiento cobre tintes de legendario. Apenas mide unos 250 metros pero su poderío es indiscutible, marcando todo un skyline de esta comarca.
Muy pronto podréis leer en la sección de GALICIA NATURAL un artículo sobre el Monte Louro, su laguna y la playa de Ancoradoiro que lo rodea. Uno de los espacios naturales más espectaculares de esta ría de Muros y Noia, también lleno de leyendas, mitología e historia. Otro territorio habitado por los antiguos como indica el hallazgo de los Petroglifos de Laxe das Rodas, tallados sobre rocas graníticas con figuras espirales y circulares.
El arte rupestre es otra representación continuada a lo largo de toda nuestra comunidad, de la que os daremos cuenta en GALICIA ANCESTRAL, donde hemos visitado algunos de los más importantes como los que alberga Monte Lameiro, donde se ubica el Centro de Interpretación de Arte Rupestre de Galicia. Se pueden visitar unas 100 rocas con grabados de gran valor arqueológico e histórico que datan de 4.000 años de antigüedad. Casi nada.
Esta cima que forma parte del Lugar de Importancia Comunitaria del Monte y Lago de Louro, se considera el inicio de A Costa da Morte y el final de las Rías Baixas de Galicia. No dejéis de visitarlo porque apenas lo separa una hora en coche del castro de Baroña. Llegado este punto, os queremos comentar que esta ruta ofrece muchas más posibilidades que el propio poblado castrexo, que os pasamos a detallar en el siguiente apartado.
9. LUGARES DE INTERÉS PRÓXIMOS A BAROÑA
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CÓMO COMPLETAR UN ITINERARIO PRÓXIMO A BAROÑA
Si miramos frente al Atlántico desde el castro, a la izquierda se abre la playa de Baroña o Arealonga. Si seguís esa línea de costa encontraréis algunas de las mejores playas como Queiruga, Río Sieira o As Furnas, esta última conocida por los canales y piscinas naturales que se han formado con el desgaste del viento y del mar en sus rocas de pizarra.
Si seguís bordeando el litoral llegaréis hasta las Dunas de Corrubedo, un entorno protegido impresionante donde podréis disfrutar de otra playa maravillosa. Este entorno ya pertenece al municipio de Ribeira.
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Parque Natural de Corrubedo
A la derecha del castro, se abren otras tantas alternativas de playas y espacios de naturaleza. Hasta llegar al pueblo de Noia, encontraréis diferentes playas como Caveiro, Aguieira o Las Gaviotas, menos abrumadoras pero más tranquilas para el baño y con un ambiente familiar. Sin olvidar las pequeñas calas que se forman con los recovecos de la ría como la playa de Hornanda o de Boa.
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Si disponéis de tiempo, después de Noia podéis comenzar a recorrer la parte de la ría de Muros, uno de los territorios que concentran más parajes naturales imprescindibles como la cascada del Ézaro, el Monte Pindo o la playa de Carnota, la más larga de Galicia enmarcada en un espacio protegido de lagunas y marismas.
Por si fuera poco, a sus espaldas se imponen las montañas graníticas que guardan leyendas y mitos de la cultura popular. Una costa que no defrauda nunca si buscas playas, montaña y naturaleza en esencia.
10. UBICACIÓN GPS DEL CASTRO DE BAROÑA
Para llegar al Castro hay que acceder por la carretera AC-550 que une los ayuntamientos de Noia y Porto do Son. Baroña se ubica a unos 4,5 kilómetros de distancia del núcleo urbano de Porto do Son. Previo al acceso se localiza una cafetería-restaurante donde hay un pequeño parking para vehículos. El acceso al Castro se realiza por un sendero fácil de unos 400 metros. Desciende entre pinares hacia la península donde se asienta el yacimiento.
También cuenta con un pequeño Centro de Interpretación situado en el edificio del antiguo ayuntamiento de Porto do Son (Fernando Fariña, s/n). A través de paneles, maquetas y reproducciones, junto con objetos originales, nos ayudan a comprender la vida y cultura de este poblado de la Edad del Hierro y su posterior romanización.
FIN DEL TRAYECTO
Subido a una roca del castro, resulta fácil imaginar un pasado céltico a orillas de un bravo Atlántico. Ese que proclamaban figuras tan ilustres como Eduardo Pondal y Curros Enríquez, pero del que todavía no hay certezas, pese a que una gran parte de los gallegos los identifiquen como sus ancestros. El broche de oro lo ponen unas puestas de sol impresionantes sobre el horizonte y el Monte Louro, que seducen a cualquier enamorado de la naturaleza y la historia.
11. ALOJAMIENTOS DESTACADOS
Os dejamos una lista con algunos de los mejores alojamientos de la zona cercanos al Parque Natural y que destacan por su fantástica ubicación con vistas panorámicas, su diseño arquitectónico, sumando un alto grado de satisfacción entre los viajeros.
A mayores os facilitamos unos cuantos apartamentos más económicos y con muy buena situación en el concello de Porto do Son, a pocos minutos de Baroña.
Excursiones a otros castros de Galicia
12. EXPLORA A FONDO SU CULTURA
Si quieres saber más sobre esta comunidad ancestral que ha ocupado algunos de los lugares privilegiados de nuestro territorio, explora nuestro artículo dedicado a la cultura castrexa. Empápate de la magia de los castros galaicos y del modo de vida de sus pobladores.
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