ura, muy pesada, homogénea, oscura, y rica en hierro y magnesio. La ‘anfibolita’ puede resultarnos ajena, pero si hablamos de granito negro, quizás sea más fácil visualizarlo. Su hallazgo en cabo Ortegal habla de unas rocas que tienen 1.156 millones de años, el doble de otro tesoro geológico que se localiza en Asturias.
En Europa sólo existen de mayor antigüedad en Polonia, y en el resto del mundo, en Australia o Canadá. Este descubrimiento confirma además que la Península Ibérica es el doble de antigua de lo que se creía. Y todo este aprendizaje es obra de un equipo multidisciplinar de varias universidades españolas en colaboración con el Laboratorio Xeolóxico de Laxe de la Universidad de A Coruña, y el Museo de Historia Natural de Londres.
La anfibolita es una roca oceánica que se formó en el fondo del mar. Hace más de mil millones de años, este territorio estaría entonces sumergido al este del continente de África Oeste. Unos 750 millones de años después, Galicia formaba parte del gran continente de Rodinia, por debajo de Amazonia. Este hallazgo es una pieza más para seguir avanzando en la historia y conocer cómo ha sido la evolución en la formación de los continentes.
En toda su historia conocida, Galicia casi siempre ha estado ligada al mar, salvo un período histórico muy corto hace 300 millones de años. Las rocas que hoy forman parte de estos acantilados, permanecieron a gran profundidad hasta que afloraron, hace 200 millones de años, cuando los continentes eran ‘un todo’, lo que se conoce como Pangea. Su fractura dio como resultado un acantilado de 700 metros de altura, lo que hoy en día es el cabo Ortegal.