Los masai creen que les pertenece todo el ganado de la Tierra.
Tal creencia nace de una leyenda que relata que en el principio Dios tenía tres hijos, a cada uno de los cuales obsequió con un regalo. El primero recibió una flecha para cazar; el segundo, una azada con la que arar, y el tercero, un cayado para guiar al rebaño. Fue este último, según la tradición, quien se convirtió en el padre de los masai.
Aunque otras tribus poseen ganado, los Masai creen que, en esencia, esos animales son suyos.
Los masai son un pueblo estimado en unos 883.000 individuos, que viven en Kenia meridional, y en Tanzania septentrional.
La creación de fronteras y de límites territoriales impuestos forzó algunos cambios en su estilo de vida, aunque no tan drástico como en el caso de otros pueblos nómadas.