Nos acercamos a la costa sur de Tanzania para descubriros Kilwa Kisiwani y Songo Mnara: dos pequeñas islas situadas en una bahía del sudeste del país con un gran patrimonio.
Es uno de esos lugares que no sabes que existen hasta que empiezas a preparar la aventura en Tanzania. Todo el mundo ha oído hablar del Serengeti, del Kilimanjaro o de Zanzíbar pero… ¿has escuchado algo sobre Kilwa Kisiwani y Songo Mnara? Apostamos a que no.
Aquí el ritmo swahili no se vende para el turista, aquí se respira el verdadero espíritu del ‘hakuna matata’, nada que ver con las aldeas maasai volcadas al turismo o los estridentes lodges de lujo en medio de la Sabana.
Nos acercamos a la costa sur de Tanzania para descubriros Kilwa Kisiwani y Songo Mnara: dos pequeñas islas situadas en una bahía del sudeste del país con un gran patrimonio.
Es uno de esos lugares que no sabes que existen hasta que empiezas a preparar un viaje a Tanzania. Todo el mundo ha oído hablar del Serengeti, del Kilimanjaro o de Zanzíbar pero… ¿has escuchado algo sobre Kilwa Kisiwani y Songo Mnara? Apostamos a que no.
Aquí el ritmo swahili no se vende para el turista, aquí se respira el verdadero espíritu del ‘hakuna matata’, nada que ver con las aldeas maasai volcadas al turismo o los estridentes lodges de lujo en medio de la Sabana.
En 1982 Kilwa Kisiwani y Songo Mnara se incluyeron en la lista de la UNESCO de Patrimonio de la Humanidad en peligro pero fueron retiradas en 2014 gracias a diversas mejoras.
¿SABÍAS QUÉ…?
En 1982 Kilwa Kisiwani y Songo Mnara se incluyeron en la lista de la UNESCO de Patrimonio de la Humanidad en peligro pero fueron retiradas en 2014 gracias a diversas mejoras.
Breve Historia
Entre los siglos IX y XVI albergaron grandespuertos comerciales donde se intercambiaba oro y hierro traído de Zimbawe, además de esclavos y marfil de África Oriental, a cambio de tejidos, porcelanas, joyas y especias.
Las islas fueron ocupadas desde el siglo IX, probablemente por poblaciones swahili, hasta que se hace con ellas un mercader árabede la dinastía Shirazi.
La historia comienza cuando Ali ibn al-Hassan Shirazi es expulsado de su Shiraz natal en Persia y sin herencia paterna. Entonces decide emprender aventura a Mogadiscio y más tarde a Zanzíbar.
Allí convenció a un dirigente bantú para que le vendiera una pequeña isla llamada Kilwa Kisiwani donde funda el sultanato de Kilwa en el siglo X. Este enclave se convertió en uno de los más ricos de África Oriental gracias al comercio.
En el siglo XII compró la ciudad de Sofala y sus yacimientos de oro la terminaron de impulsar hasta el punto de que a finales del siglo XV controlaba toda la costa suajili bajo una federación de ciudades comerciales. Esto derivó en una mezcla cultural entre bantúes, persas y árabes.
El sultanato empezó a debilitarse por las ambiciones personales de los mandatarios que preferían reinar en Kilwa Kisiwani a sus ciudades subsidiarias. En medio de este conflicto llegaron los portugueses, que pronto se aliaron con los rebeldes.
Nada más arrancar el siglo XVI y liderados por Vasco da Gama, se hicieron con el control de la isla que fue bautizada comoQuiloa. Su activo comercio y una sociedad cultivada asombró a estos navegantes europeos.
En 1512 pasó a manos omaníes y continuó como ciudad-estado swahili hasta 1784 perdiendo poco a poco su estatus de liderazgo.
En torno al año 1843, la ciudad vecina de Kilwa Kivinje empezó a potenciar su actividad portuaria y Kilwa Kisiwanifue abandonada y la gran parte de sus edificios terminaron en ruinas.
En la década de 1950 las autoridades coloniales comienzan a valorar el patrimonio y poco a poco inician la recuperación de algunos inmuebles. En la actualidad es un punto turístico para locales pero todavía muy desconocido para los forasteros de otros continentes.
Pasear por estas tierras es como teletransportarse a otras épocas porque aquí el tiempo parece haberse detenido. Un lugar mucho más auténtico que Zanzíbar donde el turismo, inevitablemente, le ha hecho perder cierta magia al paraíso.
Viajeros históricos
El mundo occidental empezó a conocer la isla de Kilwa a través de los escritos de un viajero intelectual marroquí llamado Abu Abdullah Ibn Battuta, que la visitó en el año 1331.
El hombre se quedó asombrado por la “belleza de la gran ciudad con edificios construidos de piedra de coral, normalmente con un único piso y pequeñas estancias separadas por macizas paredes y tejados formados de placas de la misma piedra, soportados por las paredes y por estacas de manglar”.
Le llamaron la atención las “estructuras formidables de varios pisos bellamente ornamentadas con piedra esculpida, con tapices y nichos cubriendo las paredes y alfombras en el suelo. Estas eran las casas de los ricos, porque los pobres vivían en casas de paja, se vestían con una tela sobre las piernas y comían papilla de maíz…”
Un relato textual que nos hace una perfecta radiografía social, histórica y patrimonial de aquella época en la que los aventureros eran los blogueros de la época enseñando al mundo lo que otros todavía no podían ver.
Casi dos siglos después, el navegante y explorador portugués, Pedro Álvares Cabral, también visitó Kilwa. Se refirió a las bellas casas de coral y sus terrazas pertenecientes a «moros negros”, lo que atrajo la atención de los portugueses apoderados.
¿Qué ver en Kilwa Kisiwani?
Fuerte de Kilwa
El trayecto desde el puerto de Kilwa Kivinje a la isla de Kilwa Kisiwani es corto pero precioso. Pronto comenzamos a ver en el horizonte la silueta del antiguo fuerte. Sus torres y puertas todavía presumen de elegancia y poderío a pesar del evidente deterioro de la edificación con el paso de los años.
Unas barcas amarradas en la entrada y algunas palmeras de fondo, terminan por adornar una escena idílica con reminiscencias de losCuentos de las Mil y una Nochesen este pequeño oasis del océano Índico.
Un lugar de esos que supuran historia por cada piedra y que, a pesar de su relevancia, no han caído en el circuito de masas del turismo. La única pena es que no se inviertan más recursos para una digna recuperación porque es un enclave patrimonial magnífico.
Todavía se aprecia bien parte de las estancias de su estructura interior y numerosos elementos arquitectónicos como puertas, ventanas e incluso algunas de sus elevadas torres.
Kilwa Kisiwani fue fundada en siglo VIII por bantúes, lo que se refleja en un diseño urbano distinto al de otras ciudades swahili de origen persa o árabe. En el siglo XIII se añadieron murallas para defender la creciente posición de la ciudad.
En aquella época muchos edificios empiezan a usar piedra coralina en vez de materiales perecederos. Es el reflejo de la creciente riqueza gracias al comercio de especias, caparazones de tortuga, aceite de coco, marfil, oro y esclavos.
En las paredes aún podemos observar fácilmente el coral con el que fue construido el castillo y la mayoría de las edificaciones del conjunto patrimonial de las islas de Kilwa Kiwisani y de Songo Mnara.
Hay que darse un paseo con calma por este museo al aire libre para admirar los pequeños detalles como las puertas talladas en madera, algo característico también del archipiélago de Zanzíbar, o los marcos de las ventanas también labrados de forma artesanal, un fantástico trabajo digno de admirar.
En los muros a veces se insertaban cuencos de cerámica y porcelana china como elementos decorativos, piezas que se han encontrado en las excavaciones arqueológicas. En el Museo Británico de Londres se exponen monedas acuñadas por el sultán Suleiman Ibn al-Hassan.
Gran Mezquita de Kilwa
La Gran Mezquita de Kilwa es el monumento más destacado porque presumía de ser la mayor de toda África cuando fue construida, además de ser una de las más antiguas. Se adorna con grandes bóvedas y pilares monolíticos que le otorgan aún hoy una gran majestuosidad.
Probablemente fue fundada en el siglo X pero las dos fases principales se ejecutaron entre los siglos XI a XIII. Es una de las mezquitas más antiguas de la costa oriental africana.
Vestigios ruinosos y decadentes que tuvieron un gran esplendor y donde ahora la vegetación se afana por comerse el pasado.
Salvando las distancias milenarias, algunos rincones nos recordaron a los templos de Angkor Wat en Camboya, con enormes raíces tragándose piedras y desafiando la acción humana.
Merece la pena darse un paseo con calma para apreciar los detalles arquitectónicos. A pesar del paso del tiempo y de la mala conservación sigue teniendo aires de grandeza.
La sala de oración tiene nueve pilares que originalmente habían sido construidos de coral pero que más tarde fueron reemplazados por madera. La estructura de la maezquita era cubierta, siendo posiblemente una de las primeras mezquitas construidas sin patio.
A comienzos del siglo XIV el Sultanal-Hasan ibn Sulaiman, también promotor del Palacio de Husuni Kubwa, añadió una extensión con una gran cúpula. Esta fue descrita en los relatos ya mencionados del marroquí Ibn Battuta durante su visita en el año 1331.
Esta Gran Mezquita una pieza clave para conocer la historia de los grandes sultanatos que marcaron el desarrollo de la costa swahili de África Oriental. Un esplendor que se refleja en nuestra siguiente parada, el majestuoso Palacio Husuni Kubwa.
Husuni Kubwa Palace
Otro tesoro monumental protegido como Patrimonio Mundial es el Husuni Kubwa Palace. Este palacio cuenta con 100 habitaciones y se cuelga el título de ser el mayor edificio pre-europeo en piedra en la región oriental y austral de África.
Fue construido con piedra de coral en una colina con vistas al Océano Índico sobre el siglo XIV y bajo el mandato del sultán Sulaiman al-Hasan. Algunos expertos creen que ciertas partes del edificio pueden remontarse al siglo XIII.
El palacio estuvo habitado durante un corto período de tiempo pero finalmente fue abandonado antes de que pudiera terminarse.
En los años 60, el arqueólogo Neville Chittick realizó excavaciones que destaparon tres partes principales del recinto: una vía al sur, que se utilizaba principalmente para el comercio, un complejo residencial con las habitaciones y estancias domésticas, y una escalera que conduce a una mezquita en la playa.
Otras estancias destacadas son el pabellón, que probablemente sirvió como un área de recepción, y una piscina octogonal que veis en la foto superior.
Hay que abrir bien los ojos para quedarse con los labrados en piedra y otros elementos ornamentales que pasan desapercibidos a primera vista. Detalles que ponen de manifiesto el trabajo arquitectónico que esconden las ruinas de este antiguo palacio.
El gran patio central se interpreta como un espacio al que llegaban mercancías que se almacenaban en las habitaciones circundantes, antes de embarcar en el puerto hacia su destino final.
Mkutini Palace
Otra parada imprescindible de este paraíso remoto de Tanzania es Makutani o Mkutini Palace.Un palacio que destaca por sus imponentes paredes de piedra que se mantienen en pie gracias a unos pilares enormes que han desafiado al tiempo y a la erosión.
Todavía quedan en pie algunas salas y paredes que nos ayudan a imaginar cómo pudo ser aquella ciudad con poderío a orillas del Índico. Visitarlo en solitario fue otro regalo si lo comparamos con la afluencia turística que hay en algunos monumentos de Zanzíbar.
Este tesoro monumental de Kilwa Kisiwani se enmarca en un entorno rural donde las cabras y las gallinas deambulan a sus anchas por estas joyas del Patrimonio Mundial. Escenas curiosas que nos encontramos TrotandoMundos en África.
Pequeña Mezquita
Hay otras edificaciones que puedes sumar al recorrido como la pequeña mezquita que aún conserva parte de sus cúpulas en piedra y algunas estructuras de las estancias principales. Todos los puntos de interés monumental se encuentran próximos y se pueden recorrer dando un agradable paseo.
Lo cierto es que Kilwa Kisiwani y Songo Mnara conforman uno de los enclaves más sorprendentes de Tanzania por su valor monumental e histórico, con el valor añadido de que se mantienen como un remoto y solitario paraíso del océano Índico.
Si queremos descansar unos días es una zona fantástica con playas espectaculares como Jimbizi Beach en la localidad de Kilwa Masoko donde también se puede reservar un tour de avistamiento de ballenas en la época de migración.
Songo Mnara
En otra isla pocos kilómetros al sur se encuentra una ciudad satélite de Kilwa Kisiwani: Songo Mnara que fue ocupada entre los siglos XIV y XVI. Aquí han sobrevivido al paso del tiempo cinco mezquitas y varias residencias particulares que han aportado datos sobre la forma de vida de los swahili.
Songo Mnara
En otra isla pocos kilómetros al sur se encuentra una ciudad satélite de Kilwa: Songo Mnara que fue ocupada entre los siglos XIV y XVI. Aquí han sobrevivido al paso del tiempo cinco mezquitas y varias residencias particulares que han aportado datos sobre la forma de vida de los swahili.
Pueblos de Kilwa
Después de la visita monumental en torno a la historia de los antiguos sultanes, podéis visitar los pueblos de la isla que nos ofrecen una visión real de la vida de las comunidades más humildes.
Es interesante la construcción de casas tradicionales, con una estructura simple pero resistente y duradera, además de ser cien por cien sostenibles. Aquí viven de la pesca y de la agricultura y con la esperanza puesta en que el turismo ayude a impulsar la zona.
La gente es muy hospitalaria y les gusta saber qué te ha llevado hasta allí y por qué has escogido viajar a Tanzania. Y como siempre, los más pequeños se vuelven un verdadero torbellino alrededor de los viajeros.
Se acercan corriendo con ímpetu pero también con mucha curiosidad en la mirada. La misma que tenemos nosotros cuando viajamos buscando conocer otras formas de vida. Y la sonrisa como lenguaje universal allá donde vayamos TrotandoMundos.
¿Cómo llegar a Kilwa?
Kilwa es una zona muy poco turística en comparación con Zanzíbar y eso puntúa doble, o al menos para nosotros. Frente a la isla emerge la pequeña localidad de Kilwa Masoko a donde se trasladaron muchos de los habitantes de Kisiwani cuando empezó a hundirse parte de su terreno.
Se puede llegar en uno de los aviones que van a la isla de Mafia y que hacen parada en Kilwa Masoko. Por tierra hay unas cinco o seis horas desde Dar es-Salaam. Una vez en Kilwa Masoko solo hay que alquilar una barca para cruzar el estrecho en unos minutos.
Recomendamos contratar un guía local para conocer más detalles de la historia y la arquitectura de este tesoro de Tanzania que pasarán desapercibidos si lo visitamos por libre.
Alojamientos próximos
Los alojamientos más próximos a Kilwa Kisiwani y Songo Mnara están en la localidad de Kilwa Masoko, su extensión continental a un corto paseo en barco. Tampoco hay mucha oferta para escoger pero la suerte es que las dos alternativas son estupendas.
Se rodean de un bonito entorno natural con playas de aguas turquesas y con las ruinas monumentales a tiro de piedra. Una de las opciones ofrece unas cabañas sencillas pero muy apetecibles en medio de este paraíso escondido en Tanzania.
Procura reservar con antelación si tu intención es quedarte en la zona más próxima a Kilwa Kisiwani para ver allí el amanecer o el atardecer. Un plan inolvidable que guardarás para el recuerdo.
Si visitáis Kilwa Kisiwani de paso porque vuestro final de ruta es Dar es Salaam, os pueden interesar estos alojamientos en la zona centro de la ciudad. Se agredece ir a tiro fijo después de un viaje largo por carreteras africanas. Trayectos que uno sabe cuando empieza… pero no cuando termina.
Subiendo por la costa, desde Kilwa hacia el norte, alcanzarás la isla de la Mafia (Mafia Island) y después el archipiélago de Zanzíbar. Te contamos más sobre estos lugares con playas de ensueño y fondos marinos excelentes para pasar unos días de relax.
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Visita Zanzíbar
Este paraíso del Índico atrae cada año a miles de turistas que buscan playas de ensueño tras un polvoriento safari en tierra. Zanzíbarembauca por su ritmo tropical, su mezcla de culturas y su historia.
Stone Town (isla de Unguja) es una ciudad distinguida como Patrimonio de la UNESCO y que concentra la mayor parte de restaurantes, terrazas, mercados y monumentos de interés, además de la casa donde nació Freddie Mercury. Para más información del la ciudad y del archipiélago puedes leer la Guía de viaje para Zanzíbar.
Hemos seleccionado 10 de los mejores hoteles de la isla principal de Zanzíbar para ahorrarte trabajo entre tanta oferta. Villas con encanto, con piscina y con vistas paradisíacas que harán de tu estancia algo inolvidable.
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A lo largo de la costa de Tanzania se abre un desconocido abanico de paraísos mucho más auténticos que el manido territorio de Zanzíbar. Menos explotación turística y playas más solitarias para el que busque un edén realmente especial.
La isla de la Mafia es una de las mejores alternativas a Zanzíbar como campamento base para explorar otras islas de la zona como Songo Songo o Fanjove y diferentes lenguas y bancos de arena.
Mafia Island
Al sur de Dar es-Saalam aparece otro edén conocido como la isla de la Mafia que suele ser ignorada por los turistas que se ciegan con Zanzíbar a la primera de cambio. Una de sus mejores playas es Ras Kisimani.
Un lugar cada vez más aclamado para bucear y practicar snórkel. Su extraordinaria Reserva Marina está repleta de vida submarina y las playas de ensueño. Os recomendamos el hotel con centro de buceo Afro Diving Resort Whale Shark Safari.
Si quieres más información sobre las mejores playas del país a lo largo de su costa te invitamos a leer el siguiente artículo donde seleccionamos nuestros 15 lugares favoritos para disfrutar del sol y de los paraísos del Índico.
Os dejamos algunas de las excursiones más interesantes para realizar en el archipiélago de Zanzíbar que sumarán momentos inolvidables como descubrir el bosque de Jozani o visitar el pueblo de Nungwi. Para los más activos un parasailing y para los amantes de la gastronomía un tour privado. Más información y reservas en los siguientes enlaces.
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