Madeira es la mejor isla del mundo según los World Travel Awards durante siete años consecutivos (2014 – 2020). Algo que se ha ganado a pulso este archipiélago portugués del Atlántico, ubicado al noroeste de África.
Su clima, sus extraordinarios paisajes, sus acantilados y sierras, los bosques de laurisilva y unas playas volcánicas acompañan a su capital Funchal. Una ciudad acogedora y bohemia que pone la guinda a un cócktel con sabor tropical.
1. FUNCHAL: PRIMERA TOMA DE CONTACTO
A pesar de que Madeira es un importante destino turístico, su capital Funchal es una gran desconocida. El aeropuerto se sitúa a unos 15 kms y quizás por eso, no todos pisan sus calles. Pero llegar al Mercado de Lavradores bajo un sol radiante y olor a frutas exóticas, te trasladas a Sudamérica de un respiro. Recuerdo esa sensación y como mi sonrisa llegó para quedarse durante todo el viaje. Pasen y vean, saboreen y huelan. Bienvenidos a un paraíso subtropical.
La ciudad fue fundada en el siglo XV en una bahía cálida y privilegiada geológicamente hablando. Casi 600 años más tarde aparece una urbe seductora con aspecto bohemio y decadente pero también con toques de modernidad y un ambiente caribeño por momentos. El mercado es un buen lugar para empaparse de esta atmósfera en cuanto pones un pie en Madeira.
Empezamos nuestro pequeño recorrido en la zona Velha, el casco antiguo de Funchal, un barrio con mucho carácter, de estrechas calles adoquinadas y casas viejas que ha renacido de sus cenizas. Tras años de degradación, un grupo de artistas locales ha logrado devolverle la vida a través de una iniciativa de street art, bautizada comoArte de Puertas Abiertas.
Hoy es un rincón pintoresco, de casas con puertas coloridas, repleto de pequeños restaurantes y tiendas que, al caer la noche, rebosa de ambiente gracias a los numerosos bares. El pez espada con plátano frito, el pan de mantequilla de ajo, la espetada de carne a la barbacoa o el bollo de miel, y tomar una copa con los acordes de fondo de la música de un fado.
El fuerte de Sao Tiago es una de las tres fortificaciones de Funchal que se mantienen en pie, antaño escollo para corsarios y piratas que navegaban por estos mares. Con un aspecto colonial y muy colorido, acoge en su interior el Museo de Arte Contemporáneo.
Una subida en funicular para ver la panorámica de la ciudad, un descenso por las colinas en carros de mimbre conducidos por los famosos carreiros do Monte o una visita a un extraordinario Jardín Botánico, son otras actividades singulares.
Madeira cumplió sobradamente las expectativas y lo recomendamos como un destino de lujo para viajar en época de pandemia. Cercano, sorprendente y seguro con la ventaja de que la mayoría de las actividades se realizan al aire libre y en plena naturaleza.
2. FAJA DOS PADRES: UNA PLAYA BAJO ACANTILADOS DE RÉCORD
Accesos únicos por barco o en teleférico
Fajã dos Padres está ubicada al sur de Madeira muy cerca del acantilado saliente de Cabo Girão, el cabo más alto de Europa del que hablaremos más adelante. Aquí nos encontramos con una playa negra de piedras volcánicas a los pies de una inmensa pendiente vertical impresionante.
Para llegar a Fajã dos Padres existen dos opciones: bote o teleférico. Hasta no hace mucho, solo se podía acceder por mar, de ahí su fama de pequeño paraíso aislado y silencioso. Parece ser que el nombre se debe a que los primeros pobladores de la zona fueron los curas (padres) de la Sociedad de Jesús.
Un trayecto de 4 minutos para recorrer 250 metros en un teleférico panorámico con unas vistas de lujo sobre la costa sur de la isla y de la pequeña bahía de Fajã, donde se cultivan plantaciones vitícolas y frutales que veremos a continuación.
Las palmeras se muestran altivas en el paisaje, pero nada tienen que hacer ante los acantilados volcánicos abrumadores que rodean este enclave. Caída libre con tonos rojizos, naranjas, marrones y ocres. Una geología privilegiada que se convierte en un espectáculo visual con la luz del atardecer.
Desde Funchal existen varias compañías que realizan el viaje en barco hasta esta localidad. Es una buena opción para admirar la imponente la vista de este paraje sobrecogedor desde el mar, no sólo de Fajã dos Padres, si no de toda la costa desde la capital.
Aquí se cultivan frutas tropicales que rodean los senderos hasta el malecón con olores y colores que te llevan a lugares del Trópico como el Sudeste Asiático o Centroamérica. Las lagartijas toman el sol entre las piedras y las flores adornan una playa negra volcánica. Contrastes pictóricos maravillosos.
Siglos atrás existió se levantó una capilla en honor a Nuestra Señora de la Concepción, destruida en el siglo XVII, y que se deja ver entre algunos restos. En las islas, cualquier espacio fue antes conquistado y este archipiélago fue paso de infinitos navegantes.
Existe un pequeño complejo de hostelería que incluye un restaurante y unas pequeñas instalaciones para tomar el sol, nadar y pescar junto al muelle. En verano, los bañistas pueden hacerse con tumbonas y sombrillas, además de haber unas duchas y cabinas.
Las ventajas de esta playa son unas cuantas. Su fácil acceso, zona con escaleras en el muelle para bañarse y una temperatura agradable del agua durante todo el año. Además son transparentes, lo que facilita la visibilidad de especies junto a la costa, invitando a practicar buceo y pesca en esta zona
Siempre que se solicite, podrá suministrarse apoyo en el amarre marítimo. Desde la capital no son ni 20 minutos en coche y merece la pena por lo curioso de la logística y por la geología de todo el entorno. Un rincón volcánico tropical muy singular.
3. CABO GIRAO Y SU ESPECTACULAR MIRADOR DE CRISTAL
Unos de los acantilados más altos de Europa
El cabo Girão es un elevado acantilado situado en la costa sur de la isla de Madeira, en el archipiélago portugués de Madeira. Un escarpado acantilado en forma de diamante de entre 560 y 589 metros de altura sobre el nivel del mar. Girão presume de ser el cabo más alto de Europa. Se enmarca entre los valles de dos ríos que desembocan en el Atlántico.
El cabo Girão es un mirador muy popular tras la instalación de una plataforma de observación con suelo de vidrio en octubre de 2012. Debajo se extiende una pequeña zona de cultivos, las Fajãs do Cabo Girão, a la que solo se podía acceder por mar hasta la construcción de un teleférico en 2003.
Tiene una de las mejores panorámicas de la colina sobre la que se asienta su área metropolitana, Cámara de Lobos y Funchal. Cientos de casas blancas y amarillas adornan las laderas en busca de los últimos rayos de luz.
Los atardeceres son espectaculares desde el mirador acristalado del Cabo Girão hacia el horizonte. En temporada alta suele haber bastante gente por su proximidad a la capital. En noviembre apenas éramos 20 personas. El cabo se encuentra a un menos de dos kms del centro de Câmara de Lobos.
4. LA PENÍNSULA DE SAO LOURENÇO
Ruta de senderismo y geología
En el extremo noroeste de Madeira brota la Península de São Lourenço que se adentra unos cinco kilómetros en el océano Atlántico. Una formación basáltica árida y escasa de vegetación con una geología espectacular gracias a las tonalidades ocres, rojizas y marrones que se vuelven magnéticas a la vista.
Hay una ruta de senderismo que no supera los 10 kilómetros (ida y vuelta) y hasta alcanzar la punta donde se alza un faro. El camino deja patente la esencia volcánica de la isla, regalando paisajes y panorámicas de lujo a las islas Desertas y a Porto Santo.
Los acantilados que acompañan el sendero son variopintos e insólitos, y van moldeando algunas playas de arena negra como Praiña, una de las más agradecidas de la isla. Esta franja de tierra roja se ha convertido en una de las imágenes icónicas de Madeira.
31 especies de flores, pequeños arbustos y otras plantas son endémicas. Al igual que los moluscos terrestres: 28 tipos de caracoles que no existen en ninguna otra parte del mundo. Y por último la foca monje está en peligro de extinción y es el animal simbólico de Madeira. Era común en el Mediterráneo, pero casi ha desaparecido.
Caniçal, un pueblo con encanto situado en el extremo de São Lourenço, es ideal para tomarse una cerveza al terminar la ruta en alguno de los bares de su puerto. Las formas de las colinas son sinuosas y parecen aterciopeladas y enclaves como este parecen sacados de una postal que invita como mínimo a dar un paseo.
Subiendo por el Camino de la Virgen hasta una capilla que hay en lo alto de una cima, tenéis unas panorámicas muy chulas, tanto del pueblo de Caniçal como de los alrededores verdes y de los acantilados que fortifican a lo lejos la capital.
La Casa do Sardinha es una zona habilitada como merendero con la única fuente natural de toda la península. En la casa se ubica el puesto de vigilancia del Parque Natural de Madeira. Esta Península es otra visita imprescindible a sólo quince minutos de la capital de Funchal.
5. LEVADA DAS 25 FONTES
Bosques de cuento, cascadas y montañas salvajes
Las levadas forman parte del patrimonio natural de Madeira. Un sistema de canales de riego construidos en el siglo XVI que llevaban el agua del norte al sur de la isla de Madeira, porque en las montañas del norte llovía mucho más que el sur. Fueron excavadas las montañas con túneles y una red de 1500 kilómetros de levadas se extiende por toda la isla.
Una media docena son las más conocidas y transitadas. Levada das 25 Fontes ou Nova Levada do Rabaçal, Levada do Moinho, Levada da Ribeira da Janela, Levada dos Cedros, Levada do Risco y la Vereda da Ribeira da Janela.
La mejor época para practicar senderismo en Madeira es la primavera, porque el caudal de las cascadas es más abundante y el clima es el ideal, aunque las rutas pueden hacerse durante todo el año.
RUTA LEVADA DAS 25 FONTES E LEVADA DO RISCO
Ambos recorridos se inician en la carretera regional E.R.110 y bajan hasta el abrigo de Rabaçal. Después se separan y siguen dos levadas paralelas que se sitúan a diferentes alturas. El sendero que acompaña a la levada do Risco está a 1000 metros de altura, y lleva al visitante a la impresionante Cascada do Risco
Se puede visitar la Lagoa de 25 fontes, formada por aguas que descienden de Paul da Serra, un valle de paredes verticales donde la roca volcánica permite que el agua emerja en forma de fuentes por las paredes.
Ahí comienza la levada de 25 Fontes, la más visitada de la isla de Madeira, recorriendo bosques de laurisilva declarados Patrimonio Mundial Natural por la UNESCO, con excelentes panorámicas y continuos saltos de agua.
Distancia: 11 km (ida y vuelta). Duración: 3 horas. Altitud máxima: 1290 m. Altitud mínima: 9000 m. Dificultad: baja – Risco y media – 25 Fontes.
Distancia: 11 km (ida y vuelta). Duración: 3 horas. Altitud máxima: 1290 m. Altitud mínima: 9000 m. Dificultad: baja – Risco y media – 25 Fontes.
6. O CALDEIRAO VERDE
Una de las rutas estrellas de la isla
La levada do Caldeirão Verde es casi una obra de arte construida en el siglo XVIII, que se inicia en el lecho principal de la Ribeira do Caldeirão Verde atravesando abruptas y afiladas y montañas para transportar el agua desde las más altas montañas al regadío de los terrenos agrícolas de la pedanía de Faial.
Esta levada penetra en el valle profundo de la Ribeira de São Jorge y ofrece una vertiginosa visión de la orografía del corazón de la isla. Frondosos bosques de cuento salpicados por incontables cascadas crean una atmósfera mágica.
La decoración la ponen hortensias, helechos, cedros y todo lo que compone el bosque de laurisilva. Transita por diferentes túneles excavados en la roca, conviene llevar linterna, buen calzado y chuvasquero. La duración del trayecto son unas cuatro horas y media, ida y vuelta, y se trata de una levada sencilla con pocos desniveles.
Esta ruta de senderismo comienza en el Parque Forestal de Queimada. No muy lejos del inicio se ubica el pueblo de Achada do Marques, lugar declarado Paisaje Protegido por sus tradicionales terrazas agrícolas y sus antiguos pajares de piedra.
Desde el Caldeirão Verde la ruta puede seguir hasta el Caldeirão do Inferno que exige un poco más de forma física al atravesar un terreno rocoso, estrecho, húmedo, con subidas, además de otros tres túneles.
7. EIRA DO SERRADO: MIRADOR DE VÉRTIGO
Antiguo refugio de monjas que huían de piratas franceses
El mirador de Eira do Serrado, situado en el interior montañoso del municipio de Câmara de Lobos, en el corazón de la isla, se encuentra a 1095 metros de altitud y ofrece una de las mejores panorámicas de toda la isla. Vistas al valle donde se encuentra la pintoresca pedanía de Curral das Freiras rodeada de las poderosas montañas del macizo central.
Bajando por el puerto de montaña llegará a Curral das Freiras, una pequeña y apartada población situada en el corazón de la isla, lugar de refugio para las monjas del Convento de Santa Clara de Funchal huyendo de los piratas luteranos franceses en el siglo XV. Un escondite ideal al ser de los pocos lugares de Madeira que no puede verse desde el mar, además de ubicarse en un entorno de difícil acceso.
Hay un camino que une Eira do Serrado con el Curral das Freiras que dura una hora más o menos, para quien quiera darse un paseo y admirar otras perspectivas de los pliegues volcánicos tan espectaculares. Muy cerca de aquí se encuentra el majestuoso Pico do Areeiro, el tercero más alto de la isla con 1818 metros de altitud, tras el Pico Ruivo y el Pico das Torres.
Las castañas y las cerezas son los productos típicos de esta zona, protagonistas en la gastronomía local en todas sus formas y variedades. Es parte del corazón volcánico que forma la isla de Madeira.
8. EL PUEBLO COSTERO PONTA DO SOL
Playas en la región más cálida de Madeira
Ponta do Sol es la región más cálida de la isla de Madeira y posee varias playas volcánicas como Madalena do Mar, Anjos, Lugar de Baixo y Ponta do Sol. Regala paisajes majestuosos de bosques y montañas, además de la imponente meseta Paúl da Serra.
La ciudad es uno de los primeros poblados en la isla de Madeira, iniciándose su construcción en 1420. En esta zona se practica el surf y el submarinismo. Cerca de la costa de Ponta do Sol se encuentra los restos del barco Bowbelle, que naufragó en el año 1989.
Ponta do Sol tiene una población de ocho mil personas y posee terreno fértil donde se produce caña de azúcar, plátanos y vid. Fue una de las primeras zona de desarrollo agrícola en Madeira. Aquí se encuentra uno de los mayores cultivos de plátano de toda la isla.
Son tres los distritos que conforman esta región: Ponta do Sol, Canhas y Madalena do Mar. La ciudad se encuentra al sur de la isla, entre Ribeira Brava y Calheta, a pocos kilómetros de la capital de Funchal. Un pueblo tranquilo, con playas y acantilados impresionantes.
9. LAS CASAS TRADICIONALES DE SANTANA
Visita también el Parque Temático de Madeira
Santana ha sido distinguida en 2011 como Reserva de la Biosfera por la UNESCO por la riqueza del ecosistema, por sus paisajes y por su cultura. La conservación de un grupo casas tradicionales de Madeira, las llamadas Casas de Santana, son un punto de interés turístico cercano al ayuntamiento. Arquitectura pintoresca rodeada de jardines de flores y plantas exóticas.
Casas triangulares de dos plantas con tejado de paja y pintadas de blanco, rojo y azul. Habitadas antiguamente por pescadores, muchas han quedado vacías pero abiertas al público para un reciclaje turístico. En Santana también podemos encontrar elParque Temático de Madeira.
Pero lo más impresionante de la zona es el Parque Forestal de las Queimadas, nos permite observar la flora del bosque de laurisilva. Desde aquí se accede a senderos como el Caldeirão Verde y el Caldeirão do Inferno, además de la vereda que transita al Pico de las Piedras. Rutas de las que os hemos hablado anteriormente en el apartado RUTAS DE SENDERISMO.
El Parque Forestal alberga la casa de abrigo o Refugio de Queimadas, otro ejemplo de arquitectura tradicional. Esta región atrapa gran parte de las lluvias que atraviesan Madeira, convirtiéndola en una tierra exhuberante y fértil donde proliferan cultivos de trigo, maíz o patata.
Agricultura, tradición y artesanía son los baluartes de una localidad que ha crecido a la sombra de la Capilla de Santa Ana construida en el siglo XVI.
10. EL PUEBLO DE FAIAL… ¿ESTAMOS EN BRASIL?
Piscinas naturales, fuertes coloniales y cultivos de chirimoya
A sólo 10 minutos en coche de Santana se puede visitar el pequeño pueblo de Faial, conocido principalmente por su piscina natural, su fuerte y cultivos. El entorno geológico que lo rodea es sobrecogedor y logra trasladarte a Brasil con una simple panorámica. Formaciones volcánicas imposibles se precipitan al mar en caída libre.
La piscina natural de Faial es una de las más famosas y cuenta con todo tipo de servicios y comodidades. La bordea el arroyo Ribeira do Faial donde perviven los vestigios de unos molinos que antaño servían para moler la caña de azúcar. Hoy en día, el principal cultivo es la chirimoya, anona en portugués, que da lugar a su fiesta gastronómica.
El pueblo fue fundado en 1550 y posee una importante fortaleza de varios siglos de antigüedad que regala unas vistas muy bonitas de la villa y de la isla. Se encuentra a unos 40 minutos desde la capital de Funchal.
Actualmente cuenta con un puerto pesquero en la parte norte y un moderno complejo turístico con restaurantes, balneario, parque infantil e instalaciones deportivas que albergan campeonatos internacionales de fútbol, balonmano y voleibol playa, además de una pista de karting cercana. Un buen lugar para pasar un día de actividades deportivas en familia.
11. SEIXAL: RUTA DE CASCADAS Y ACANTILADOS
Playas volcánicas y piscinas naturales
A una hora de Faial recomendamos un paseo por los acantilados y el pueblo de Seixal. Situado entre Porto Moniz y São Vicente, es un lugar estupendo para hacer parada por la costa norte de Madeira. Su costa de acantilados y cascadas no tiene desperdicio.
Cuenta con unas aclamadas piscinas naturales que el gobierno rescató por su valor paisajístico, y para colocarlo como centro natural de esparcimiento y relax. Hay varias playas cercanas como la de Laje, conocida también playa Jamaica, o la playa do Porto do Seixal, de arenas negras y aguas calmadas.
En la carretera que une São Vicente con este pueblo se encuentra el Mirador do Véu da Noiva, que brinda una maravillosa vista de una cascada que desemboca en el mar a través de un impresionante acantilado. Una de las más bonitas de toda la isla y que recuerda, como no, al velo de una novia. No nos extraña que a la diosa naturaleza le salgan aquí numerosos pretendientes.
12. PORTO MONIZ Y SUS PISCINAS NATURALES
Sus levadas y bosques son Patrimonio de la Humanidad
A menos de quince minutos de Seixal podéis visitar Porto Moniz, un enclave costero turístico y una de las ciudades más antiguas de la isla. Aquí podrás practicar submarinismo o surf, navegar en canoa o caminar entre levadas y bosques de cuento que ofrecen algunas de las mejores rutas en verde de Madeira.
Su patrimonio natural es indiscutible: piscinas naturales que ofrecen vistas al Atlántico, levadas por el campo y por bosques de laurisilva, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cuenta además con un interesante patrimonio arquitectónico: la Iglesia Matriz del siglo XVII, la Iglesia de Santa Maria Madalena.
Hasta el siglo XVIII no hubo fortificaciones en el litoral norte porque la orografía escarpada era la mejor defensa natural, ayudada por un bravo oleaje. Pero un ataque en 1730 en Porto Moniz, llevó a la construcción del Forte de São João Baptista, donde hoy se encuentra el Aquarium de Madeira.
Durante mucho tiempo esta región de Porto Moniz estuvo casi incomunicada al contar sólo con acceso por mar. Tras la II G.M. se construyó la carretera que une Porto Moniz y São Vicente promoviendo el progreso en la zona y el auge del turismo.
Aunque es una de las localidades más alejadas de Funchal, se tarda poco más de media hora en llegar gracias a las buenas comunicaciones de la isla. Hay túneles por todas partes lo que la convierte en especialmente manejable, eso si, a costa de meter mano a la naturaleza. Más cómodo pero más invasivo.
En la isla canaria de La Palma sólo hay un túnel que comunica las dos ciudades más pobladas. El resto de las carreteras bordean los sinuosos pliegues volcánicos que conforman la orografía. Os recomendamos explorar este oparaíso atlántico de las Islas Canarias con nuestra Guía de Viaje. Un tesoro natural y escondido del gran turismo que se ha colado entre nuestros destinos cercanos favoritos.
El teleférico das Achadas da Cruz es otro de sus atractivos, uniendo Achadas da Cruz al mar y a otros lugares inaccesibles, con unas vistas panorámicas espectaculares. Una manera alternativa de descubrir la belleza de este municipio: las sierras, el mar y las famosas levadas. Porto Moniz se erige como un buen campamento base para quien busque un enclave con servicios, buen ambiente y actividades para realizar en familia.
13. PONTA DO PARGO: ACANTILADOS VERTICALES
Un faro corona este saliente geológico espectacular
A poco más de media hora de Porto Moniz se sitúan los acantilados de Ponta do Pargo, unas paredes verticales con una caída vertiginosa al océano Atlántico. Un tapiz de terciopelo verde cubre las cimas mientras la geología de fuego se apodera ladera abajo con tonos marrones, rojizos y naranjas. El contraste es precioso y con la luz adecuada es todo un espectáculo.
Un faro preside este saliente que cuenta con varios miradores que brindan panorámicas a ambos lados del Atlántico. Dependiendo de la hora a la que vayas el sol incide en uno u otro lado de los acantilados. Pero la luz solar mezclada con la nieblina y la espuma de las batallas marinas, tiene su punto. Evocador.
El mirador del faro de Ponta do Pargo, está ubicado en Ponta Vigia y es el cabo más occidental de la isla. Se eleva a 312 metros de altitud y permite observar las impresionantes vistas de la inmensidad del océano y lo abrupto del paisaje, desde el faro de Ponta do Pargo hasta Achadas da Cruz.
Situado al oeste de Madeira, Ponta do Pargo debe su nombre al pez pargo y es muy conocida por su Fiesta de la manzana. Hay un aparcamiento en el faro de Ponta do Pargo, y desde allí se puede acceder a los miradores para disfrutar de las vistas sobre el Océano Atlántico, la Iglesia Parroquial de San Pedro y las capillas de Nuestra Señora del Amparo y de Boa Morte.
14. SAN PAUL DE MAR Y RIBEIRA DAS GALINHAS
Playas volcánicas y epicentro de surf
La playa de Paul do Mar también llamada Ribeira das Galinhas es una de más populares de la costa occidental, por a su agradable atmósfera y sus impresionantes paisaje. Muy popular entre los amantes del sur, que se concentran especialmente durante los eventos y competiciones. Su Fiesta de la Lapa es la cita gastronómica por excelencia.
Hay una playa familiar junto al puerto llamado Porto de Abrigo do Paul do Mar, donde está la Estatua del Hombre del Mar. No es un lugar demasiado turístico y el paraje resulta peculiar entre chimeneas de fábricas antiguas e iglesias que parecen honrar a los acantilados que rodean esta localidad costera y pesquera.
La carretera que desciende a Paul de Mar es todo un espectáculo en sí mismo y un excelente mirador de la zona. Así ocurre con la mayoría de los viales que conducen de las zonas más altas a los pueblos que se encuentran a nivel del mar. Para no perder detalle.
15. SAO JORGE Y SU COSTA SALVAJE
De las seis parroquias que conforman el municipio de Santana, el Arco de São Jorge es la más pequeña en tamaño pero la que guarda un especial encanto. Un pueblo agrícola con una interesante oferta de turismo rural y atractivos mercados locales donde descubrir los productos artesanos y bocados típicos.
Aquí se ubica la rosaleda de Quinta do Arco: un jardín con una de las mayores colecciones de rosas de Europa, con casi 17.000 especies vulgares y raras. Los paisajes son extraordinarios, con una costa escarpada que llega hasta la Península de Sao Lourenço si la niebla no lo impide.
Se puede visitar la Iglesia de São Jorge o el faro del siglo XIX, que ofrece otra bonita panorámica. En Calhau de São Jorge se ubica un Monumento de Interés Municipal, los restos de los antiguos molinos de azúcar de caña frente al mar. Un bonito conjunto de arquitectura y naturaleza.
Los amantes del vino llegan a buen sitio. Aquí se encuentra el Museo de la Viña y el Vino con una exposición que recorre la historia de la producción de vino y retrata la conexión de la población local con el cultivo de la vid.
Con esto cerramos esta selección de 15 lugares imprescindibles que visitar en la isla de Madeira. No están todos los que son, pero si creemos que es una buena muestra de lo que ofrece Madeira al visitante. Un destino auténtico y con esencia rural, alejado del turismo de masas.
Acantilados sorprendentes, senderos espectaculares, bosques de cuento, piscinas naturales, pueblos acogedores liderados por una capital agitada y tropical. Una oferta de lo más interesante para los que buscan naturaleza y esencia atlántica.