La isla Incahuasi en lengua quechua significa ‘la casa del Inca’. Esta isla boliviana ha sido caprichosa desde su nacimiento, al situarse en la parte central del Salar de Uyuni, en el departamento de Potosí. Rodeada por la inmensa extensión de sal, su relieve contrasta al ser escarpado. Su estrella más inmortalizada es la gran maraña de cactus gigantes y centenarios que pueden llegar a medir más de 10 metros de altura y con algún ‘individuo’ que alcanza los 1.200 años de edad.
Es uno de los principales lugares turísticos de Bolivia, gracias a la atracción que representa el salar de Uyuni, también conocido en la región como salar de Tunupa, que se cuelga el premio del mayor desierto de sal del mundo. En medio de esta cegadora llanura salina destaca la protuberancia peluda este pequeño cerro de Incahuasi.
Y a unos 20 kms se encuentra su prima hermana, la isla del Pescado, también con adornos que pinchan y que se haya completamente desierta. Recibe ese nombre de los pobladores de la zona, indígenas de etnia aymara. Según dicen, cuando el salar está inundado, generalmente en los meses de enero y febrero, su forma se parece a la silueta de un pez. Por el momento, no existe ninguna infraestructura de acogida a los viajeros.
Los todoterreno casi forman parte del paisaje del salar, detenidos para que los turistas puedan admirar las placas hexagonales que la sal forma de manera natural aquí. Otro buen sitio para la fotografía. Te puedes hartar de disparar con ese efecto conquistador de espejo que produce el salar. La isla de Incahuasi se puede rodear en apenas una hora de caminata, pero también puedes atravesarla mucho más rápido, de punta a punta, siguiendo un sendero entre que transcurre entre esos elegantes cactus.